cerro verde

Ubicada en una loma al sur de Caracas, la casa se organiza en forma de L sobre el terreno, optimizando las vistas panorámicas hacia la ciudad. El programa se distribuye en tres niveles: un sótano destinado a estacionamiento y servicios generales, una planta baja que incluye el acceso principal, las áreas sociales, la cocina y los servicios, y una planta alta donde se ubican las habitaciones.

Los espacios principales en la planta baja se agrupan a lo largo de un corredor de doble altura, que conecta la entrada principal con el salón situado al fondo. Este recorrido lineal ofrece vistas transversales hacia los espacios interiores a la izquierda, y hacia el jardín, la piscina y el paisaje a la derecha. Este corredor, clave en la organización espacial, funciona tanto como un elemento de circulación como de conexión visual, estructurando los espacios de forma funcional y estética.

La escalera principal se sitúa en la intersección de los dos volúmenes que configuran la L, en un espacio ajardinado de doble altura que actúa como extensión del pasillo. Este volumen intersticial está cubierto por una pérgola de concreto, diseñada para permitir la entrada de luz natural y ventilación, y generando la sensación de que el jardín se prolonga hacia el interior de la vivienda. El muro que oculta las áreas de servicio se convierte en un mural cerámico, inspirado en la tradición portuguesa, creando un punto focal dentro de la composición arquitectónica.

Inspirada en la Oxfordshire Residence del arquitecto Richard Meier, el lenguaje formal de la casa se basa en volúmenes puros y líneas simples. Las fachadas que dan al jardín están recubiertas con material cerámico blanco, mientras que el corredor de doble altura está completamente acristalado, permitiendo una amplia entrada de luz natural. Las fachadas hacia el lindero y la calle son de concreto obra limpia, y las ventanas están protegidas por finas lamas verticales de madera sintética, que no solo aportan protección solar, sino privacidad.